DESARROLLO SOCIOEMOCIONAL
DEPRESIÓN
EN NIÑOS Y ADOLESCENTES: INFORMACIÓN PARA PADRES Y EDUCADORES.
ASEGURANDO
UN INCIO SALUDABLE. PROMOCIONANDO UN FUTURO BRILLANTE
By
Ralph E. “Gene” Cash, PhD. Nova
Southeastern University. (Texto adaptado)
La
depresión es un problema serio de salud que puede afectar a personas
de todas las edades, incluyendo niños y adolescentes. Generalmente
se ha definido como una experiencia persistente de tristeza o de
humor irritable así como anhedonia, una pérdida de habilidad para
experimentar placer en casi todas las actividades. Se incluye una
serie de otras de otros síntomas tales como un cambio en el apetito,
interrupción de los patrones de sueño, incremento o disminución
del nivel de actividad, dificultades de atención y concentración, y
una marcada disminución de los sentimientos de autoestima.
El
trastorno de depresión mayor, frecuentemente llamado depresión
clínica, es peor que estar desmotivado o tener un mal día. Es
diferente de los sentimientos normales de dolor que siguen a una
importante pérdida, tal como un fallecimiento en la familia. Es una
forma de enfermedad mental que afecta a la persona en su conjunto.
Cambia la forma en la que las personas sienten, piensan, y actúa; no
es una debilidad personal o un fallo de carácter. Los niños y los
jóvenes con depresión no pueden sentirse bien consigo mismos. Si se
deja de tratar, la depresión can llevar a fracaso escolar,
desórdenes de conducta y delincuencia, anorexia nerviosa y bulimia,
fobia social (a la escuela), ataques de pánico, abuso de sustancias
o incluso el suicidio.
Factores de riesgo.
Niños
y adolescentes, bajo situaciones de estrés, quienes han
experimentado una pérdida significativa de atención, aprendizaje, o
desórdenes de conducta, están en grave riesgo de padecer depresión
clínica. No hay diferencia entre sexos en vulnerabilidad en la
infancia a la depresión. Pero durante las adolescencia las chicas
desarrollan dos veces más desórdenes depresivos que los chicos. Los
niños que sufren depresión mayor tienen más probabilidades de
tener una familia con desórdenes, frecuentemente uno de los
progenitores ha experimentado depresión en una edad temprana.
Adolescentes deprimidos tienen más probabilidades de tener
familiares que hayan padecido depresión, sin embargo, la correlación
no es tan alta con niños más jóvenes.
Otros
factores de riesgo de depresión para niños y adolescentes incluye
episodios previos, desórdenes de ansiedad, conflictos familiares,
orientación sexual incierta, pobres resultados académicos, abuso de
sustancias, pérdida de parientes o seres queridos, ruptura de
relación amorosa, enfermedades crónicas como diabetes, abuso o
negligencia, y otros traumas, incluidos los desastres naturales.
Signos y
síntomas
Las
características de la depresión que habitualmente aparecen en
niños, adolescentes y adultos incluye:
- Tristeza persistente y humor irritable.
- Pérdida de interés o placer en actividades que antes agradaban.
- Significativo cambio en el apetito y peso.
- Dificultades para dormir o dormir demasiado.
- Signos físicos de agitación o excesivo letargo y pérdida de energía.
- Sentimientos de inutilidad o culpa inapropiados.
- Dificultades de concentración.
- Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.
Características
de la depresión infantil.
La
forma de expresión de los síntomas varía con el nivel de
desarrollo. Los síntomas asociados con la depresión más comunes in
niños y adolescentes que incluye a los adultos:
- Pereza frecuente, quejas físicas inespecíficas (dolores de cabeza, estomacales).Ausencias frecuentes al colegio, o inusual desarrollo (rendimiento) escolar.
- Negativa a ir al colegio o excesiva ansiedad a la separación.
- Explosiones de rabia, quejas, inexplicable irritabilidad, o llanto.
- Aburrimiento crónico o apatía.
- Pérdida de interés en jugar con otros niños.
- Abuso de alcohol o drogas.
- Retirada, aislamiento social, y comunicación pobre.
- Miedo excesivo o preocupación por la muerte.
- Sensibilidad extrema a rechazo o a fallar.
- Berrinches inusuales, desafío o conducta opositora.
- Conducta sin reglas o desorganizada.
- Dificultades para mantener relaciones.
- Regresiones (conductas infantiles, mojar o ensuciar después de entrenamiento en el baño).
- Incremento de las conductas de riesgo.
La
presencia de uno o casi la totalidad de esos signos a síntomas no
significa necesariamente que una persona en particular está
clínicamente deprimida. Si la mayoría de los características están
presentes, sin embargo, podría ser una causa para preocuparse y
podría sugerir la necesidad de una evaluación profesional.
Evaluación y tratamiento
Evaluación
diagnóstica.
Las
buena noticias es que la depresión es tratable. Todo el que recibe
una intervención apropiada puede ser ayudado. El diagnóstico
temprano y un tratamiento apropiado son esenciales para niños y
adolescentes deprimidos. Los niños que exhiben signo de depresión
clínica deben ser orientados y evaluados por profesionales de la
salud mental especializados en el tratamiento de niños y
adolescentes. Una evaluación diagnóstica exhaustiva, puede incluir
exámenes físicos tests laboratorios, entrevistas con el niños y
con los padres, observaciones de conducta, testo psicológicos y
consultas con otros profesionales.
Tratamiento
de la depresión.
Un
plan de tratamiento comprensivo frecuentemente incluye educación del
niño o del adolescente y de la familia en relación a la
enfermedad, asesoramiento (counseling) o psicoterapia, inicio de la
evaluación y monitorización, y en algunos casos, medicación
psiquiátrica. Este plan es desarrollado de forma óptima con la
familia, y si es posible, el niño o el adolescente que deben
participar en la toma de decisiones. Es importante reconocer que la
enfermedad la enfermedad en general y los desórdenes mentales en
particular, tienen diferentes características y responden de forma
diferente al tratamiento en diferentes grupos culturales. Por lo
tanto, la aproximación del diagnóstico y el tratamiento debe ser
culturalmente sensible para ser efectivo.
Lo
que pueden hacer los adultos para ayudar.
Es
importante que todos los adultos que tienen contacto frecuente con
niños y adolescentes conozcan los signos de advertencia de la
depresión. Si se sospecha que un niño está deprimido, los padres o
cuidadores deben ser informados. No dude en preguntar al niño lo que
piensa, lo que se propone, o si ha tenido planes de suicidio. No se
darán nuevas ideas, y se puede salvar la vida preguntando sobre
ello. Si el niño admite sentimientos suicidas, permanezca con el
niño o consiga ayuda de un profesional inmediatamente. El personal
del colegio puede ser un importante soporte con información y
referencias de servicios comunitarios. Adicionalmente, los padres, el
personal del colegio, y otros adultos puede ejercer funciones de
control de la efectividad o de la ayuda para asegurar el cumplimiento
de los planes de tratamiento.
Lo
que el colegio puede hacer.
Los
colegios puede facilitar la prevención, identificación y
tratamiento para la depresión en niños y adolescentes. Los
estudiantes pasan mucho de su tiempo en escuelas donde son
constantemente observados y evaluados, y están en contracto con
hábiles y bien formados profesionales. Las intervenciones efectivas
deben involucrar la colaboración entre las escuelas y las
comunidades para determinar las condiciones que producen la
frustración, apatía, alineación, y desesperanza experimentada por
muchos de nuestros jóvenes.
(...)
Algunos de los más importante pasos para las escuelas pueden
incluir:
- Desarrollar un ambiente de cuidado y apoyo para los niños, padres y facultativos.
- Asegurar que todos los niños y los padres son bienvenidos en el colegio.
- Prevenir todas las formas de acoso como forma de política de la escuela
- Establecer una reglas claras y públicas de obligado cumplimiento.
- Tener planes de prevención del suicidio y la violencia en el lugar e implementarlos.
- Tener planes específicos de negociación con los medios, padres, profesores y alumnos en las secuelas de suicidios, violencias escolar o desastres naturales.
- Romper la conspiración de silencio (explicando claramente que la obligación de todos los estudiantes informa sobre cualquier actos de violencia o suicidio a un adulto responsable).
- Enfatizar y facilitar la colaboración entre los hogares y los colegios.
- Formar a los padres y a los profesores en intervenciones apropiadas para estudiantes que se sospeche o que estén deprimidos.
- Utilizar los profesionales expertos en salud mental en el colegio psicólogos, educadores sociales, psicólogos educacionales) en planes de intervención y prevención, así como en la formación de otros.
COMENTARIO:
La adaptación del presente
artículo aporta datos relevantes para el conocimiento de nuestros
hijos. Las etiquetas habituales de niños inquietos, malhumorados y
simplemente apáticos pueden ser considerados desde la perspectiva de
este artículo. En ocasiones, un diagnóstico rápido e impreciso
puede llevar a que nuestro retoño sea diagnosticado de ”niño
hiperactivo”. Incluso aquellas personas que piensan que es
maravilloso que sus hijos sean de esos niños a los que les encanta
jugar solos pueden tener una perspectiva nueva. Y además, la
consideración de los síntomas per se, no tienen porqué significar
un diagnóstico certero, sino más bien una aproximación a una
perspectiva diferente, una señal para aproximarnos más a nuestros
hijos e intentar conocerlos un poco mejor.
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