SÍNDROMES DE LA ANSIEDAD 1: TRASTORNO
DE ANSIEDAD GENERALIZADA.
Aproximación al trastorno y al
diagnóstico diferencial.
La ansiedad tiene muchos
significados que no se corresponden exactamente con la definición de
ansiedad patológica, por eso conviene matizar de qué se está
hablando o en este caso escribiendo.
La ansiedad puede
definirse como un estado emocional consistente en reacciones de miedo
o aprensión anticipatorias de peligro o amenaza, acompañados de
elevados niveles de activación tanto física como psicológica.
Puede ser considerada como un “miedo inespecífico”.
La ansiedad tiene muchos
aspectos; y definida de manera cuantitativa, es en pequeñas
cantidades adaptativa. Así que un padre se preocupe por el bienestar
de sus hijos es normal, o que alguien compruebe que ha
cerrado la puerta de su casa porque en ese momento estaba distraído
es útil, en definitiva estas conductas más que normales son
adaptativas y nos ayudan todos los días.
Pero estos aspectos se
complican cuando aumentan los niveles que miden estas
conductas. Cuando por ejemplo, se comprueba 25 veces si la puerta
está cerrada o si se ocupan 15 ó 16 horas del día en preocuparnos
por el bienestar de nuestros hijos. Pero aún las cosas se puede
complicar algo más y es cuando aparecen otros estados asociados u
otros trastornos, como la depresión.
La ansiedad y la
depresión parece que se dan asociadas de manera frecuente, o al
menos así son diagnosticadas, lo que ha llevado a designar incluso
un trastorno mixto ansiedad-depresión. En principio este trastorno
no es muy utilizado, dado que tanto la ansiedad como la depresión,
si bien están relacionadas, son constructos diferentes, son
psicopatologías distintas. Hasta ahora el DSM-IV no lo había
reconocido al igual que el DSM-V.
Otros síndromes
relacionados con la ansiedad como las fobias o el pánico suelen
estar relacionadas con una situación, con algún elemento
identificable que no tiene que ser por definición físico, ya que en
psicología, lo que pase en la mente de una persona es la realidad
misma. En el caso del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), no
hay ninguna situación particular, sino que ocurre siempre o por lo
menos la mayor parte del tiempo.
Sin embargo, lo que
realmente identifica este trastorno es la preocupación, en inglés “worry”. De
esta forma las personas que sufren este síndrome acusan una
constante actividad intelectual, un pensamiento continuo que puede
pasar de un tema a otro haciendo que no existan prácticamente
periodos de relajación. Tensión y vigilancia constante serían muy
definitorios. Como se comentaba en el ejemplo anterior, una persona
puede entregarse a esta tipo de actividad tensional, durante la mayor
parte del día, 15 ó 16 horas, llegando incluso a verse afectado el
sueño.
Ya se ha citado que la
ansiedad y la depresión comparten algunos síntomas. Entre ellos son
característicos aquellos que son considerados como de alto afecto
negativo y que producen indefensión como son: irritabilidad, baja
concentración, preocupación, insomnio, fatiga agitación
psicomotora, llanto, sentimientos de culpa e inferioridad.
Así pues, como se ve el
elemento clave identificador de la ansiedad generalizada: la
preocupación, es un síntoma común con la depresión. Por ello
además del criterio cualitativo, que se dé la preocupación debe
tener en cuenta el elemento cuantitativo y es que esos “worries”
ocupen la mayor parte del tiempo.
Se completa el
diagnóstico con los elementos propios de la ansiedad, aquellos que
producen incertidumbre y que son propios de la hiperactivación:
miedo, pánico, agitación, tensión muscular y percepción de
amenaza y peligro.
Así el DSM-IV y
continuado en el DSM-V, establecía para los criterios diagnósticos
los siguientes aspectos:
- Preocupación excesiva durante la mayor parte del día que afecte a otras áreas como el trabajo o el rendimiento escolar.
- Dificultad para controlar la preocupación.
- Ansiedad o preocupación asociado con al menos 3 de los 6 síntomas siguientes: inquietud, fatiga, dificultad de concentración, irritabilidad, tensión muscular, y alteraciones del sueño.
- La ansiedad no debe limitarse a otro trastorno.
- Los síntomas deben provocar malestar.
- Estas alteraciones no se deben a efectos de sustancias o enfermedad médica.
De esta forma quedarían
delimitados los criterios que definirían un diagnóstico de
Trastorno de Ansiedad Generalizada.
FUENTE
Belloch, Sandín, Ramos
(2009). Manual de Psicopatología. Volumen II. Ed. Mc Graw-Hill.
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