jueves, 15 de enero de 2015

Dolor crónico: Fibromialgia



Aproximación a la Fibromialgia y a su tratamiento (I).


     La Fibromialgia puede definirse de diferentes formas más o menos complejas. He optado por una definición sencilla que establece que es un trastorno que causa dolor y fatiga, con puntos hipersensibles que duelen al ser presionados.
     Además de estos puntos hipersensibles son también característicos del trastorno: la rigidez, sobre todo, por la mañana y los problemas de concentración. Se ha llegado incluso a nombrar estos problemas cognitivos como "Fibroneblina", debido al estado de confusión que llega a causar, permitiendo la realización de tareas sencillas a corto plazo, y dificultando todos aquellas que supongan una programación más complicada.
     Este síndrome se suele dar con otro tipo de afecciones, lo que se denomina comorbilidad, y entre ellas son destacables: la fatiga crónica, la endometriosis, la enfermedad inflamatorios del intestino, la cistitis y la disfunción de la articulación temporo-mandibular.

     Las causas de esta afección no están definitivamente acordadas. Se indican diferentes, entre ellas, se considera un posible origen genético, si bien todavía hay aspectos que matizar. Además se están estudiando las alteraciones de neurotransmisores y hormonas, problemas de sueño, estrés, traumas fisiológicos, e incluso vacunas. También son estudiadas las alergias (tatuajes y piercing) y diferentes bacterias.

     Se ha comprobado que afecta más a mujeres que a hombres, llegando incluso al porcentaje de 80-90% de mujeres. Además cuando existe algún familiar que lo ha padecido aumenta la predisposición.

     La patología mejora con medicamentos, durmiendo bien, realizando ejercicio, cuidando la alimentación y realizando en el trabajo los cambios que se consideran necesarios para poder afrontarlo con cierta normalidad.

    Existen diferentes tipos de tratamientos en función del origen que se considera que es la causa de la afección. Se puede destacar el tratamiento del Dr. Sarno, quien considera que el origen de este síndrome es la falta de oxígeno en músculos y tendones, llamado Síndrome de Miositis Tensional. El tratamiento es un tipo de terapia analítica. El Dr. Sarno incluye en su tratamiento los siguientes aspectos: aceptación, ejercicios de escritura, estudios de las características de personalidad, pensar de manera psicológica y recuperación de actividades rutinarias. La terapia del Dr. Sarno se completa con la terapia de Hueftle que añade además la eliminación de la tensión interna.

    Existen también tratamientos para esta afección cuando se considera el circulo del estrés, en el que el propio estrés aumenta la tensión, aumentado el dolor. Así el dolor aumentado a su vez aumenta de nuevo el estrés, de manera que el círculo vuelve a empezar con el nivel de estrés todavía más elevado.

     Comeche y Vallejo han desarrollado un programa específico para el tratamiento de la fibromialgia, y aplicado entre otros, en el Hospital Universitario Gregorio Marañón, que consta de una programación en 10 sesiones impartidos en grupo, con una sesión semanal de 2 horas de duración. Las sesiones quedan distribuidas de la siguiente manera:

 1. Introducción
 2. Relajación y registros de dolor.
 3. Emociones.
 4. Actividades diarias. Estudio de las funciones de las conductas y fijar objetivos accesibles.
 5. Síntomas de la fibromialgia, en especial el sueño.
 6. Solución de problemas. Realización de tareas para casa.
 7. Pensamientos negativos. Romper los pensamientos negativos.
 8. Atención a las quejas.
 9. Deterioro intelectual.
10. Revisión.

     Este programa se ha demostrado eficaz en el tratamiento de los estados afectivos asociados, en pensamientos rumiativos y en mejorar la autoeficacia.



FUENTES

Belloch, Sandín, Ramos (2009). Manual de Psicopatología. Volumen II. Ed. Mc Graw-Hill.
Vallejo Pareja, M. A., (Coordinador) (2012). Manual de Terapia de Conducta. Tomo II. Ed.: Dykinson.






martes, 6 de enero de 2015

Trastorno de Ansiedad Generalizada




SÍNDROMES DE LA ANSIEDAD 1: TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA.



Aproximación al trastorno y al diagnóstico diferencial.

La ansiedad tiene muchos significados que no se corresponden exactamente con la definición de ansiedad patológica, por eso conviene matizar de qué se está hablando o en este caso escribiendo.

La ansiedad puede definirse como un estado emocional consistente en reacciones de miedo o aprensión anticipatorias de peligro o amenaza, acompañados de elevados niveles de activación tanto física como psicológica. Puede ser considerada como un “miedo inespecífico”.

La ansiedad tiene muchos aspectos; y definida de manera cuantitativa, es en pequeñas cantidades adaptativa. Así que un padre se preocupe por el bienestar de sus hijos es normal, o que alguien compruebe que ha cerrado la puerta de su casa porque en ese momento estaba distraído es útil, en definitiva estas conductas más que normales son adaptativas y nos ayudan todos los días.

Pero estos aspectos se complican cuando aumentan los niveles que miden estas conductas. Cuando por ejemplo, se comprueba 25 veces si la puerta está cerrada o si se ocupan 15 ó 16 horas del día en preocuparnos por el bienestar de nuestros hijos. Pero aún las cosas se puede complicar algo más y es cuando aparecen otros estados asociados u otros trastornos, como la depresión.

La ansiedad y la depresión parece que se dan asociadas de manera frecuente, o al menos así son diagnosticadas, lo que ha llevado a designar incluso un trastorno mixto ansiedad-depresión. En principio este trastorno no es muy utilizado, dado que tanto la ansiedad como la depresión, si bien están relacionadas, son constructos diferentes, son psicopatologías distintas. Hasta ahora el DSM-IV no lo había reconocido al igual que el DSM-V.

Otros síndromes relacionados con la ansiedad como las fobias o el pánico suelen estar relacionadas con una situación, con algún elemento identificable que no tiene que ser por definición físico, ya que en psicología, lo que pase en la mente de una persona es la realidad misma. En el caso del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), no hay ninguna situación particular, sino que ocurre siempre o por lo menos la mayor parte del tiempo.

Sin embargo, lo que realmente identifica este trastorno es la preocupación, en inglés “worry”. De esta forma las personas que sufren este síndrome acusan una constante actividad intelectual, un pensamiento continuo que puede pasar de un tema a otro haciendo que no existan prácticamente periodos de relajación. Tensión y vigilancia constante serían muy definitorios. Como se comentaba en el ejemplo anterior, una persona puede entregarse a esta tipo de actividad tensional, durante la mayor parte del día, 15 ó 16 horas, llegando incluso a verse afectado el sueño.

Ya se ha citado que la ansiedad y la depresión comparten algunos síntomas. Entre ellos son característicos aquellos que son considerados como de alto afecto negativo y que producen indefensión como son: irritabilidad, baja concentración, preocupación, insomnio, fatiga agitación psicomotora, llanto, sentimientos de culpa e inferioridad.

Así pues, como se ve el elemento clave identificador de la ansiedad generalizada: la preocupación, es un síntoma común con la depresión. Por ello además del criterio cualitativo, que se dé la preocupación debe tener en cuenta el elemento cuantitativo y es que esos “worries” ocupen la mayor parte del tiempo.

Se completa el diagnóstico con los elementos propios de la ansiedad, aquellos que producen incertidumbre y que son propios de la hiperactivación: miedo, pánico, agitación, tensión muscular y percepción de amenaza y peligro.

Así el DSM-IV y continuado en el DSM-V, establecía para los criterios diagnósticos los siguientes aspectos:
  • Preocupación excesiva durante la mayor parte del día que afecte a otras áreas como el trabajo o el rendimiento escolar.
  • Dificultad para controlar la preocupación.
  • Ansiedad o preocupación asociado con al menos 3 de los 6 síntomas siguientes: inquietud, fatiga, dificultad de concentración, irritabilidad, tensión muscular, y alteraciones del sueño.
  • La ansiedad no debe limitarse a otro trastorno.
  • Los síntomas deben provocar malestar.
  • Estas alteraciones no se deben a efectos de sustancias o enfermedad médica.
De esta forma quedarían delimitados los criterios que definirían un diagnóstico de Trastorno de Ansiedad Generalizada.



FUENTE

Belloch, Sandín, Ramos (2009). Manual de Psicopatología. Volumen II. Ed. Mc Graw-Hill.