Síndrome de Tourette
Texto adaptado del
original de la Minnesota Association for Children´s Mental Health.
En relación al desorden.
El Síndrome de Tourette es un desorden
neurológico caracterizado por tics involuntarios, rápidos y
repentinos movimientos y vocalizaciones (si los síntomas no ocurren
simultáneamente), eso ocurre repetidamente de la misma forma.
Para niños con síndrome de Tourette
(también conocido como desorden de Tourette), el inicio típico
ocurre antes de los 7 años de edad, y el desorden es habitualmente
reconocible 2 o 3 años antes del inicio. En la mayoría de los
niños, los picos de severidad entre los 9 y los 11 años. Alrededor
del 5 a 10% de niños tienen una intensificación de curso con poca
o ninguna importancia. En relación al 85% de los niños, los
síntomas disminuyen durante y después de la adolescencia.
Los síntomas incluyen:
Ambos, múltiple movimientos motores y
uno o más tics vocales, presenta durante algún tiempo durante la
enfermedad; sin embargo, los movimiento motor y vocales no deben
ocurrir necesariamente de forma simultánea.
La aparición de los tics, algunas
veces al día (habitualmente in oposición (pelea), cercano a todos
los días o intermitentemente a través de un lapso de tiempo mas de
un día al año, y
Cambios periódicos en el número,
frecuencia, tipo (vocal o movimiento motor) y localización de los
tcis, la severidad los tics será “wax and wane” , los síntomas
pueden algunas veces desaparecer durante semanas o meses de tiempo.
La investigación del Instituto
Nacional de Salud Mental siguiere que algunos casos de TS (y
diagnosticadas como TOC) pueden ser una respuesta autoinmune por
anticuerpos producidos para contrarrestar una infección de strep.
Este fenómenos es conocido como Pandas. Existe también t una
confirmación de base genética; por lo tanto, la búsqueda de
pacientes asistidos medicamente por una posible conducta de tic en
sus hijos de mencionarse a sus profesionales médicos en similares
tics observador en otros miembros familiares. Ambos, psiquiatras y
neurólogos están cualificados para diagnosticar un caso de TS.
Qué se puede observar
Durante la infancia, los síntomas del
TS no son habitualmente evidentes. Alrededor de los 3 años, un niño
puede empezar a mostrar tics motores y vocálicos. El primer síntomas
más común en niños con TS es un tic facial, tal como un parpadeo
rápido de los ojos, o muecas con la boca. Espasmos así como también
sonidos involuntarios de la garganta tales como aclararle o sorber
por la nariz pueden ser también signos iniciales. Los tics, sin
embargo, son difíciles de reconocer en los patrones de discurso
porque las habilidades motoras están todavía en desarrollo.
Alrededor de los 4 años cuando los patrones de desarrollo de habla o
discurso y motores están bien establecidos, los tics vocales y
motores pueden convertirse en más aparentes. Los tics vocales pueden
incluir arrebatos, aclaración de la garganta, toses o bufidos. Los
tics motores puede ser un simple parpadeo, sorber la nariz, o lamerse
los labios.
Síntomas
Parpadeo repetitivo.
Aclaración de garganta.
Tos repetitiva.
Lamerse el labio.
Apretar los puños.
Imitar o repetir las palabras de otros.
Imitar los movimientos de otros.
Movimiento de piernas.
Sonidos vocálicos repentinos.
Las intervenciones para niños con
Síndrome de Tourette deben enfatizar la enseñanza de tareas
apropiadas de desarrollo guiadas. Los objetivos deben ser ayudar al
niño en el desarrollo de relaciones entre iguales, experiencias
orientadas a su confianza, y sentirse competentes realizando
actividades, no parando los tics.
Enseñar relajación y ejercicios de
respiración profunda, les hace posible el entendimiento y la
participación en esas técnicas. Jugar con burbujas, aprendiendo a
silbar, o intentar activamente mover sus vientres hacia dentro y
hacia fuera son formas divertidas de aprender respiración profunda
(diafragmática).
Enseñar al niño a sintonizar e
identificar sus emociones y niveles de frustración, el incremento de
la frustración o ansiedad puede causar el aumento de los tics.
No penalizar al niño por los tics o
los hábitos que puedan parecer extraños tales como chuparse los
labios o un excesivo parpadeo.
El estrés puede incrementar la causa
de los tics del niño, simplificando el entorno del niño y siguiendo
los pasos para impedir los desencadenantes sensoriales, tales como
luces brillantes, sonidos fuertes o actividad desordenada.
Documentando su conocimiento y los
siguientes pasos.
Cuando la grabación de información en
relación al niño presenta tics, es especialmente importante ser muy
observante y específico. A consecuencia de que los tics puede estar
relacionados con frustración y ansiedad, puede ayudar a su registro
lo que está pasando justo antes de que parezca el tic. Evitar
generalizaciones tales como “ parece como si Stephan se chupara los
labios todo el día”. En su lugar intente asociar eventos
específicos con comportamientos de tic. Por ejemplo, señalando que
“Stephan parece chuparse los labios cuando no puede encontrar la
última pieza del puzzle” puede ser más informativo en relación
al desencadenantes de los tics de Stephan. Registrando la frecuencia
de los tics, así como lo que diga y haga el cuidador puede ayudar a
identificar áreas de preocupación.
Si las conductas del niño causan
preocupación, se podría sugerir a los padres que proporcionen a
su hijo cuidados mentales primarios a través de un profesional de la
salud mental, un especialista en conducta infantil, o un pediatra
infantil. Cuando se discute sobre sus preocupaciones, originadas en
las conductas infantiles, no se deben hacer alusiones a si las conductas son indicativas de un problema mental.
El presente artículo ha sido
adaptado debido a la importancia que presenta, desde mi modo de ver,
para el “tratamiento” en la infancia de comportamientos que
podrían ser diagnosticados con el síndrome descrito.
Desde una perspectiva sociocultural
se debe evitar la generalización de los comportamientos de cara a
que el niño, aunque si bien presente tics, éstos no impidan un
desarrollo de sus actitudes tempranas que pudieran verse limitadas
por una conducta inapropiada de sus cuidadores. Estos aspectos quedan
desarrollados en las estrategias y en la documentación de las
conductas. La estigmatización o etiquetado de las conductas pueden
frenar el ambiente comprensivo y facilitador que un niño con estas
características especiales pueda presentar. Si se piensa con
detenimiento todos conocemos a alguien, que en mayor o menor medida,
presenta una sintomatología similar y se encuentra perfectamente
integrado en la sociedad.
Así y una vez que sepamos que
nuestro hijo es especial, si bien con el mismo potencial que el
resto, podremos como padres (cuidadores) atenderlo como se merece,
aceptando sus características.
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