lunes, 17 de noviembre de 2014

tourette



Síndrome de Tourette

Texto adaptado del original de la Minnesota Association for Children´s Mental Health.

En relación al desorden.

El Síndrome de Tourette es un desorden neurológico caracterizado por tics involuntarios, rápidos y repentinos movimientos y vocalizaciones (si los síntomas no ocurren simultáneamente), eso ocurre repetidamente de la misma forma.

Para niños con síndrome de Tourette (también conocido como desorden de Tourette), el inicio típico ocurre antes de los 7 años de edad, y el desorden es habitualmente reconocible 2 o 3 años antes del inicio. En la mayoría de los niños, los picos de severidad entre los 9 y los 11 años. Alrededor del 5 a 10% de niños tienen una intensificación de curso con poca o ninguna importancia. En relación al 85% de los niños, los síntomas disminuyen durante y después de la adolescencia.

Los síntomas incluyen:

Ambos, múltiple movimientos motores y uno o más tics vocales, presenta durante algún tiempo durante la enfermedad; sin embargo, los movimiento motor y vocales no deben ocurrir necesariamente de forma simultánea.

La aparición de los tics, algunas veces al día (habitualmente in oposición (pelea), cercano a todos los días o intermitentemente a través de un lapso de tiempo mas de un día al año, y

Cambios periódicos en el número, frecuencia, tipo (vocal o movimiento motor) y localización de los tcis, la severidad los tics será “wax and wane” , los síntomas pueden algunas veces desaparecer durante semanas o meses de tiempo.

La investigación del Instituto Nacional de Salud Mental siguiere que algunos casos de TS (y diagnosticadas como TOC) pueden ser una respuesta autoinmune por anticuerpos producidos para contrarrestar una infección de strep. Este fenómenos es conocido como Pandas. Existe también t una confirmación de base genética; por lo tanto, la búsqueda de pacientes asistidos medicamente por una posible conducta de tic en sus hijos de mencionarse a sus profesionales médicos en similares tics observador en otros miembros familiares. Ambos, psiquiatras y neurólogos están cualificados para diagnosticar un caso de TS.

Qué se puede observar

Durante la infancia, los síntomas del TS no son habitualmente evidentes. Alrededor de los 3 años, un niño puede empezar a mostrar tics motores y vocálicos. El primer síntomas más común en niños con TS es un tic facial, tal como un parpadeo rápido de los ojos, o muecas con la boca. Espasmos así como también sonidos involuntarios de la garganta tales como aclararle o sorber por la nariz pueden ser también signos iniciales. Los tics, sin embargo, son difíciles de reconocer en los patrones de discurso porque las habilidades motoras están todavía en desarrollo. Alrededor de los 4 años cuando los patrones de desarrollo de habla o discurso y motores están bien establecidos, los tics vocales y motores pueden convertirse en más aparentes. Los tics vocales pueden incluir arrebatos, aclaración de la garganta, toses o bufidos. Los tics motores puede ser un simple parpadeo, sorber la nariz, o lamerse los labios.

Síntomas

Parpadeo repetitivo.

Aclaración de garganta.

Tos repetitiva.

Lamerse el labio.

Apretar los puños.

Imitar o repetir las palabras de otros.

Imitar los movimientos de otros.

Movimiento de piernas.

Sonidos vocálicos repentinos.
Estrategias

Las intervenciones para niños con Síndrome de Tourette deben enfatizar la enseñanza de tareas apropiadas de desarrollo guiadas. Los objetivos deben ser ayudar al niño en el desarrollo de relaciones entre iguales, experiencias orientadas a su confianza, y sentirse competentes realizando actividades, no parando los tics.

Enseñar relajación y ejercicios de respiración profunda, les hace posible el entendimiento y la participación en esas técnicas. Jugar con burbujas, aprendiendo a silbar, o intentar activamente mover sus vientres hacia dentro y hacia fuera son formas divertidas de aprender respiración profunda (diafragmática).

Enseñar al niño a sintonizar e identificar sus emociones y niveles de frustración, el incremento de la frustración o ansiedad puede causar el aumento de los tics.

No penalizar al niño por los tics o los hábitos que puedan parecer extraños tales como chuparse los labios o un excesivo parpadeo.

El estrés puede incrementar la causa de los tics del niño, simplificando el entorno del niño y siguiendo los pasos para impedir los desencadenantes sensoriales, tales como luces brillantes, sonidos fuertes o actividad desordenada.

Documentando su conocimiento y los siguientes pasos.

Cuando la grabación de información en relación al niño presenta tics, es especialmente importante ser muy observante y específico. A consecuencia de que los tics puede estar relacionados con frustración y ansiedad, puede ayudar a su registro lo que está pasando justo antes de que parezca el tic. Evitar generalizaciones tales como “ parece como si Stephan se chupara los labios todo el día”. En su lugar intente asociar eventos específicos con comportamientos de tic. Por ejemplo, señalando que “Stephan parece chuparse los labios cuando no puede encontrar la última pieza del puzzle” puede ser más informativo en relación al desencadenantes de los tics de Stephan. Registrando la frecuencia de los tics, así como lo que diga y haga el cuidador puede ayudar a identificar áreas de preocupación.

Si las conductas del niño causan preocupación, se podría sugerir a los padres que proporcionen a su hijo cuidados mentales primarios a través de un profesional de la salud mental, un especialista en conducta infantil, o un pediatra infantil. Cuando se discute sobre sus preocupaciones, originadas en las conductas infantiles, no se deben hacer alusiones a si las conductas son indicativas de un problema mental.
COMENTARIO

El presente artículo ha sido adaptado debido a la importancia que presenta, desde mi modo de ver, para el “tratamiento” en la infancia de comportamientos que podrían ser diagnosticados con el síndrome descrito.

Desde una perspectiva sociocultural se debe evitar la generalización de los comportamientos de cara a que el niño, aunque si bien presente tics, éstos no impidan un desarrollo de sus actitudes tempranas que pudieran verse limitadas por una conducta inapropiada de sus cuidadores. Estos aspectos quedan desarrollados en las estrategias y en la documentación de las conductas. La estigmatización o etiquetado de las conductas pueden frenar el ambiente comprensivo y facilitador que un niño con estas características especiales pueda presentar. Si se piensa con detenimiento todos conocemos a alguien, que en mayor o menor medida, presenta una sintomatología similar y se encuentra perfectamente integrado en la sociedad.

Así y una vez que sepamos que nuestro hijo es especial, si bien con el mismo potencial que el resto, podremos como padres (cuidadores) atenderlo como se merece, aceptando sus características.

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